Evaluación aeromédica clase CC

La primera vez que visité un médico aeronáutico fue en noviembre de 2015, un mes antes de empezar el curso para conseguir la certificación de tripulante de cabina de pasajeros (TCP) o como le decimos habitualmente -y de manera errónea- la «licencia».

Me desplacé desde Santiago de Compostela (mi ciudad natal y en la que estaba de paso hasta conseguir el trabajo para volver a Barcelona) a Madrid porque en principio el curso lo iba a hacer en la capital española (después hubo un cambio de planes y acabé haciéndolo en Barcelona).

El reconocimiento no fue muy largo, la clínica estaba en un piso de un edificio madrileño con solera y allí solamente estaba yo para ser reconocida. Una vez lo terminé pagué unos 100 euros y creo recordar que a los pocos días el certificado médico de AESA me llegó por correo a mi domicilio en Galicia.

Hace un par de semanas volví a someterme a la evaluación aeromédica ya que mi certificado caducaba en breve. A los cinco años (hasta los 40 años de edad) es cuando los tripulantes debemos repetir este examen médico para renovar nuestro certificado, conseguir el «apto» y seguir volando.

Periodos de validez de certificados médicos

El CC (el de TCP):

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La realidad de un TCP en modo avión

Esto lo escribí a los pocos meses de empezar a volar.

martes, 21 de junio de 2016

Hoy he dormido casi 14 horas del tirón y al despertarme no sabía dónde estaba ni qué día era (nada raro tampoco), una cura de sueño que necesitaba pero que no ha conseguido borrar las ojeras permanentes de mi cara. Lo primero que pensé es que llegaba tarde a trabajar y necesité unos segundos para centrarme. Acto seguido cogí el móvil para ver qué hora era, qué día y saber si el mundo había seguido girando mientras yo estaba en coma.

La falta de tiempo es la excusa que usaré para justificar mi ausencia por aquí, lo que es completamente cierto, pero la semana pasada cuando estuve en Bruselas la madre de la niña que cuidaba el verano pasado me preguntó por mi blog, si seguía escribiendo, y le dije que no, que lo tenía muy abandonado, pero que lo retomaría cuando tuviera ganas y algo de tiempo para explayarme, así que hoy que estoy de standby y/o imaginaria (de guardia, esperando a que me necesiten y me saquen a volar), y me apetece escribir, os pongo al día de mis últimas andanzas.

Los antecedentes… Hace ya algo más de un año que mi amiga Sara y yo volvíamos de Atenas poniendo punto y final a un viaje “italogriego” increíble y lleno de anécdotas que contar. Con el avión medio vacío a la vuelta y sin nada mejor que hacer empezamos a fijarnos en las azafatas; de arriba para abajo con el carro; “pues tiene que ser divertido trabajar volando”, “la verdad que con las ventajas que tendrán viajarán un montón”, “estaría bien para empezar con esta edad”. 

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