
Me llamo Andrea Enríquez Cousiño, pero puede que tú me conozcas como “Azafata hipóxica”, mi álter ego en redes —o quizás no me conoces de nada y has llegado hasta aquí de casualidad—. A pesar de que son máis galega que as filloas, desde 2014 vivo en Barcelona, ciudad a la que me mudé para estudiar y en la que encontré «mi lugar en el mundo». Actualmente es también donde se encuentra la base de operaciones de la compañía aérea para la que vuelo.
Nací en Santiago de Compostela en 1991, lo que me engloba y etiqueta en la denominada “Generación Millennial”. El primer ordenador que llegó a mi casa era Windows 98; viví la época del Messenger, el Fotolog, las “horas felices” de Movistar y el nacimiento —y muerte— de Tuenti. Me peleé con mis padres para conseguir mi primer teléfono móvil (un Nokia 3100) y sé lo que es tener que elegir entre poder llamar por el fijo de casa o estar conectado a internet.

Siempre me gustó —y me gusta— mucho leer, escribir y pintar. De niña presentaba mis relatos a los certámenes literarios del colegio (¡algún premio gané y todo!) e iba a clase de pintura en la biblioteca Nova 33 de la Rúa Nova en Santiago. Aunque mi infancia fue mayoritariamente analógica en mi casa la tecnología se iba abriendo camino rápidamente. Todavía recuerdo a mi padre grabando momentos especiales con una cámara de vídeo Sony que parecía un ladrillo.
Mi generación se caracteriza por (o la “tildan de”, mejor dicho) ser inconformista, impaciente y nómada. A diferencia de nuestros padres no tenemos un trabajo demasiado estable o bien pagado a los 30, ni tampoco una hipoteca (sí un alquiler desorbitado), y por supuestísimo la mayoría no tenemos hijos, porque no queremos o porque no podríamos mantenerlos.
Los millennials hemos sufrido muchas transiciones y vivido bastantes «grandes cambios». A mí en particular me tocó ser la primera promoción de Graduados (y no de Licenciados) en Publicidad y Relaciones Públicas en la Uvigo (2013), viví un cambio de milenio, de moneda y la manera en la que nos comunicamos.
La primera vez que me subí a un avión fue como UM (unaccompanied minor, un menor que viaja sin sus padres o sin tutor legal) con 6 años y desde entonces no me he vuelto a bajar. No recuerdo mucho del trayecto pero fue un MAD – SCQ después de pasar unos días de las vacaciones de Navidad con mi familia en Madrid.
Mi afición por viajar se la debo enteramente a mis padres, con ellos he tenido la suerte de hacer viajes increíbles en familia a lo largo de mi vida, y siempre les estaré eternamente agradecida. Fueron ellos quienes me hicieron ver el mundo sin fronteras como un lugar único para explorar y conocer.

El primer destino «exótico» (ni España ni Portugal) fue a Túnez las Navidades de 2006, o mejor dicho, las no-Navidades, ya que allí no se celebra esta festividad. Uno de viajes los que recuerdo con más cariño fue Egipto en 2009, tras varios días navegando por el río Nilo el broche final en El Cairo fue simplemente inolvidable.
Con ellos también descubrí, durante varios veranos consecutivos, ciudades maravillosas como Praga, Budapest, Bruselas, Gante, Amberes, Brujas y Estambul. El viaje a Turquía fue el último internacional que hicimos, en el verano de 2015, ¡cómo olvidar ese amanecer surcando los cielos de Göreme en globo aerostático! En ese viaje conocimos la Capadocia y Estambul recorriendo el país en autobús y en avión.
Mi primera experiencia internacional lejos de casa fue el verano de 2008 en Southport (Inglaterra), donde estuve en casa de una familia local mientras hacía un curso de inglés. Al año siguiente de mi experiencia inglesa pasé el mes de julio en Dublín con mi prima Sara en casa de nuestra prima mayor Marta, que por aquel entonces vivía en la capital irlandesa.
Una vez terminados mis estudios en el colegio, en 2009 me matriculé en la Universidad de Vigo y me mudé a Pontevedra para estudiar la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas. Durante mi época universitaria tuve la oportunidad de estudiar dos cursos fuera gracias a los programas de intercambio Sicue-Séneca y Erasmus. El tercer curso lo hice en Tarragona (URV) y el cuarto en Angers -Francia- (UCO).

Durante mi época universitaria tuve la suerte de seguir viajando por Europa y descubrir ciudades de países tan interesantes como Italia, Austria, Portugal, Francia, Grecia, Holanda, Luxemburgo y Alemania. Aproveché cada oportunidad, como ir a visitar a amigos que también estaban estudiando un curso en el extranjero, para tachar varios países de mi lista —a día de hoy he conocido 33—.
Una vez terminada la carrera, en 2014 me mudé a Barcelona para estudiar un máster en la Autónoma (UAB) y aquí me quedé. Fueron mis ganas de independizarme al 100% y de seguir viajando, las que me llevaron en 2015 a mandar mi currículum a una compañía aérea que en ese entonces estaba reclutando tripulantes. Tras superar con éxito el curso de TCP (tripulante de cabina de pasajeros) en marzo de 2016 empecé a volar en una conocida low cost española con base en Barcelona.

Actualmente compagino mi trabajo como azafata de vuelo con mi faceta de Azafata hipóxica en las redes sociales, así que todo lo que atañe al presente lo puedes encontrar navegando por este espacio.
Si quieres saber alguna cosa más sobre mí no dudes en contactarme en azafatahipoxica@gmail.com 😊