
Los problemas son menos problemas a vista de pájaro, o eso siento yo cuando veo atardecer a través de la ventanilla del avión.
Con esta situación me ha tocado cambiar la vista infinita de Barcelona en cada aproximación a ver el Montjuic imponente y estático desde el balcón del tercero de mi casa.
Dejar de ver la ciudad desde las alturas para observarla desde mi ventana me ha hecho valorar lo importante que es vivir donde y con quien te hace feliz.
La luz que entra cada día por los ventanales de mi casa y la persona con la que puedo compartir los atardeceres, son la energía que necesito para sobrellevar el encierro que se nos ha impuesto desde que empezó esta pesadilla.
Ojalá dentro de no mucho podamos recordar esto como «un mal sueño» y volver a Barcelona desde 30,000 pies de altura.
Si te ha gustado puedes dejarme un comentario, ¡gracias por tu opinión! 🤗
Un relato real, preciso y muy puntual en cuanto a valorar la parte buena del momento sin obviar tu deseo de retornar a tu pasión laboral. Esperemos que sea muy pronto pero en condiciones de seguridad. 😍🤗
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Muchas gracias Viola, ¡tú que siempre te pasas por aquí a leerme! Te mando un abrazo desde Barcelona ✨
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